Los nuevos desafíos de la democracia.

No hay nada peor ante las transformaciones que vivimos en nuestro planeta que una democracia atrofiada. Porque la democracia, si quiere ver reforzado su apoyo por la ciudadanía, debe dar respuestas a tiempo a la revolución tecnológica, la crisis climática, una inflación que empobrece a la inmensa mayoría, las pandemias, las migraciones o el avance de los populismos. Todas ellas representan desafíos que exigen políticas de progreso y un tratamiento regulatorio desde instancias supraestatales y de ámbito planetario.

Vivimos en un escenario global plagado de incertidumbres a causa de las transformaciones disruptivas que provocan miedo y un estado de ansiedad colectiva. La solución a estas crisis globales no está garantizada por la democracia. Pero las respuestas a los complejos desafíos sí pasan por aplicar los principios, valores humanos y la metodología de gobierno de las democracias.

La democracia, entendida como un sistema de gobierno que actúa en favor del interés general, la igualdad, la libertad y la justicia social, tiene la obligación de afrontar la necesaria regulación de aquellos efectos negativos que provocan las tecnologías en manos de las grandes plataformas privadas, en especial en el caso de la IA. La democracia ha de comprometerse con la consecución de la soberanía digital por los Estados, con una fiscalidad redistributiva de aplicación internacional y sin paraísos fiscales así como en favor de una transición energética y digital basadas en la equidad y justicia para que no provoquen más exclusión y desempleo.

Estos objetivos no serán posibles sin una democracia innovadora que haga posible la gobernanza democrática de estos nuevos fenómenos y aporte a la ciudadanía confianza y seguridad de cara al futuro.

La amenaza que suponen la extrema derecha y el ultra nacionalismo para la democracia es innegable. En España, se ha producido la deriva trumpista del PP. Esa realidad no puede impedirnos dirigir una mirada crítica y constructiva hacia las posiciones que mantiene la izquierda. En medio de tanta convulsión política, la izquierda necesita concretar un nuevo relato que explique su proyecto político de futuro ante la encrucijada en la que se encuentra la democracia.

La izquierda, consciente de la gran complejidad de los retos y del poder de las grandes corporaciones tecnológicas y los fondos de inversión, debe actuar para evitar la “privatización del futuro”. Se trata de frenar el avance de las ideas y políticas neoliberales y lograr que la transición climática y digital permita un modelo de sociedad más igualitaria, fortaleciendo las políticas públicas.

Ese relato de la izquierda ha de ser comprensible y creíble por la ciudadanía, apoyándose en las banderas históricas de la izquierda, en razones éticas y en las necesidades sociales. Es necesario explicar un proyecto político con vocación de comunidad planetaria que responda al interés general y en el que las medidas claves, que han de mantenerse a medio y largo plazo, sean objeto de un diálogo y pactos transversales; también entre el PSOE y el PP.

Paradójicamente, la derecha ofrece hoy, en apariencia, un discurso más potente, audaz y a la vez engañoso sobre los grandes conceptos de las sociedades democráticas: la libertad, pero obviando la necesidad de nuevos marcos de regulación; la igualdad, que no será tal si no se extiende a las políticas fiscales redistributivas; la solidaridad, que va unida a la resiliencia; y la separación de poderes, que ha de garantizar en un Estado de Derecho la independencia de los organismos de control a los gobiernos.

La izquierda no puede perder la iniciativa a la hora de formular sus propuestas para ganar un futuro -que se construye y decide hoy- en materias de gran trascendencia. Me refiero a las migraciones, la configuración de una España plurinacional, el fortalecimiento de los servicios públicos o la transición energética en favor de una economía sostenible.

Los partidos, reconociendo la desconfianza ciudadana sobre ellos, siguen siendo insustituibles para el buen funcionamiento del sistema democrático. Pero muestran, en ocasiones, una carencia de sensibilidad democrática. En los últimos seis años asistimos a un proceso de degradación de la vida política, lo cual es también una responsabilidad de los gobiernos progresistas, por sus contradicciones e incapacidades. No cabe ser autocomplaciente a la hora de valorar la salud de nuestra democracia que debiera afrontar importantes reformas pendientes.

La realidad es que la crispación en la vida política es máxima; bastaría con analizar las acusaciones y descalificaciones llevadas al límite con ocasión del proceso de investidura. Hay una ausencia total de diálogo transversal entre izquierda y derecha, lo que imposibilita afrontar reformas consensuadas de la Constitución, de leyes orgánicas o planes estratégicos. Son habituales los discursos de odio y la confrontación sistemática que agudiza la polarización de la sociedad, algo que adquiere una dimensión muy preocupante en algunas militancias partidistas y en los electores más hooligans. También es alarmante la pérdida de autonomía del Parlamento y crece el conflicto sobre la separación de poderes, agravado por la larga paralización de la renovación del poder judicial.

Necesitamos, por tanto, repensar la vieja democracia liberal representativa. Esto se tiene que traducir en reformas del sistema democrático que favorezcan el diálogo, el debate y la deliberación tanto en los parlamentos como en el interior de los partidos; nuevos cauces para la participación de la sociedad en la tarea legislativa y en la toma de decisiones; la garantía de comportamientos de los partidos y políticos que cumplan la ética pública; una gobernanza cooperativa a nivel estatal y planetaria; y una correcta interpretación y aplicación del significado real del Estado de Derecho.

En esencia, una democracia adaptada a los tiempos y con una visión del futuro que resulte más justa y más útil a la ciudadanía.

 

Odón Elorza / Ex Alcalde de San Sebastián (1991 a 2011) y ex diputado del PSOE.
19 de septiembre de 2023. Publicado en El Diario Vasco / Actualizado el 3 de octubre. 

Odón Elorza

Espacio de diálogo e interacción con el diputado socialista por Gipuzkoa.

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