28M : Los fondos de inversión y las franquicias compran las ciudades.
- Escrito por Odón Elorza
- Publicado en Blog
San Sebastián no ha escapado de la pandemia especulativa que afecta a muchas ciudades atractivas que han descuidado la protección de su identidad y derechos cívicos como el de la vivienda. Las ciudades son hoy carnaza fácil para los fondos buitre que recompran la propiedad de centenares de viviendas públicas ante el desentendimiento de la administración. Son carnaza para los fondos de inversión que llevan unos años adquiriendo y vaciando edificios enteros, sobre todo en el Ensanche, para abrir hoteles y más hoteles y viviendas de lujo.
La ciudad está en manos de quienes tienen dinero y compran pisos como una inversión rentable o para dedicarlos a apartamentos turísticos que han alcanzado un volumen importante ante la pasividad del Ayuntamiento. En manos de las franquicias que compran lo que se pone a tiro para abrir más de lo mismo, colonizando la ciudad con sus tiendas. También está en manos de fondos opacos que compran a altos precios grandes locales para abrir más bazares chinos.
Donosti está cambiando, aunque podríamos hablar del caso de muchas otras ciudades. Todas ellas están perdiendo personalidad y patrimonio local para convertirse en ciudades de franquicias y de centros comerciales clonados. Es el signo de los tiempos y van mutando en ciudades temáticas pensadas para el turismo y el consumo.
San Sebastián, también, soporta el maldito fenómeno de la gentrificación con expulsión de vecinos del centro y barrios próximos porque el precio de los alquileres hace tiempo que se dispararon. Donosti lamenta la expulsión de sus jóvenes a otras localidades ante la escasa oferta de vivienda pública en diez años y sin que ninguna institución, en especial su Ayuntamiento, rinda cuentas de semejante inoperancia.
Es la victoria de una especulación galopante, de un consumismo insostenible de ropa y objetos que escapan a la economía circular, de la implantación de grandes supermercados que juegan con los altos precios de los productos de alimentación, de la imparable desaparición del comercio local de proximidad dejando locales vacíos y calles tristes, de la insensibilidad de la autoridad municipal por el mal tratamiento del paisaje urbano, del discurso cínico de los que dicen estar preocupados por la sostenibilidad y montan en bici en días de campaña electoral mientras sus acciones van en dirección contraria al construir, por ejemplo, aparcamientos de rotación en zona de bajas emisiones y desatender la extensión de la red de carriles bici.
La ciudad de San Sebastián observa ensimismada, y aún sin rebelarse, cómo su Ayuntamiento va a eliminar un espacio libre que siempre fue una zona verde en la ladera de San Bartolomé. En su lugar levantarán un hipermercado, otro más, y otro centro comercial. Y lo hará en un sitio que forma parte de un paisaje urbano singular (el cerro de San Bartolomé) que está vinculado a la memoria histórica y a la arquitectura de la ciudad.
Me refiero al conjunto patrimonial formado por convento, iglesia, muro y ladera norte de San Bartolomé, donde se construyó el primer monasterio en el siglo XI. Son elementos sometidos a un régimen de protección en las normas urbanísticas municipales. Sin embargo, el Ayuntamiento no ofrece una justificación de interés general en la memoria de la modificación del plan general.
Porque solo busca obtener más plusvalías urbanísticas, en un territorio ya colmatado por las nuevas edificaciones residenciales, con la venta de dicha ladera a un grupo de inversores. Y aunque esa ladera está considerada en el planeamiento como “zona verde”, tienen la desvergüenza de levantar un artefacto comercial que va a desfigurar, a mutilar, la visión y el disfrute del conjunto protegido. Esto se llama fraude de ley y desviación de poder.
Como muchos donostiarras, estoy preocupado y cabreado. Los malditos especuladores quieren que esta ciudad no pertenezcan a sus gentes, defensores de la diversidad y de una ciudad abierta y sin exclusiones. Aún son recientes los años en los que ETA, a sangre y fuego, condicionaba nuestras vidas y la libre convivencia en la ciudad de San Sebastián. Pero le hicimos frente y la ciudad no se paró.
Ahora la amenaza es otra. Nace con la globalización y ataca la identidad de la ciudad desde diferente frentes. Y también debería ser combatida por una ciudadanía dispuesta a recuperar la ilusión y a no perder la dimensión de los derechos sociales y culturales que conlleva una democracia cívica. Se acercan las elecciones locales y el momento de rechazar a los responsables de la situación.
Odón Elorza / Ex alcalde de Donostia-San Sebastiàn (1991-2011)
3 de mayo de 2023 / Publicado en público.es (actualizado el 10 de mayo)